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Trabajo en verano: 5 consejos para sobrellevar el calor en la oficina

Que el calor nos altera no es una novedad, algunos nos mostramos más irascibles mientras que otros sentimos que trabajamos a un ritmo más lento. Pero ¿sabías que no protegernos de los efectos de las altas temperaturas puede predisponernos a un deterioro cognitivo cuando somos mayores?

Muchos estudios principalmente con poblaciones vulnerables, tales como adultos mayores y niños, han demostrado la estrecha y directa relación que existe entre el incremento de la temperatura propia del verano y los consecuentes síntomas físicos y psíquicos. Sin embargo, ¿cuánto sabemos sobre los efectos del calor en personas no tan vulnerables y que trabajan de forma presencial en alguna oficina por ejemplo, de una gran ciudad?

Una reciente investigación llevada a cabo por el Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Escuela Chan de Harvard ha demostrado que el calor provoca respuestas mentales más lentas y menos precisas en adultos jóvenes. El trabajo de oficina también ha sido investigado y los resultados han demostrado una disminución de casi el 9% del rendimiento hacia los 30ºC, mientras que el nivel óptimo de productividad se consigue hacia los 21-22ºC. Trabajar en edificios comunes de oficina, sin certificación ecológica y con bajas condiciones del entorno interior, tales como una inadecuada iluminación, provocan un marcado descenso de la función cognitiva.

Tras los resultados obtenidos en una investigación llevada a cabo con estudiantes de la ciudad de Nueva York para exámenes oficiales de secundaria, se ha encontrado también como el rendimiento en las aulas durante los días calurosos disminuye un 14% generando consecuencias que perdurarán en el nivel de graduación de los alumnos. Como consecuencia de la crisis medioambiental ocasionada por la emergencia climática, muchas construcciones diseñadas originalmente para retener el calor funcionan actualmente como generadoras de una segunda ola de calor interior los días de verano, dando lugar a una disminución en el rendimiento laboral. Por tanto, mitigar los efectos del estrés por altas temperaturas no solo es aconsejable sino que debería ser motivo para el diseño de un plan de acción laboral y de salud mental.

Entonces, mientras esperamos que se desarrollen dichos programas, ¿qué queda en nuestras manos para protegernos de los efectos del calor? A continuación encontrarás cinco consejos básicos para una refrigeración sostenible y asequible para el trabajo presencial en oficinas durante este temporada de verano: 

1. Aumentar el consumo de agua

Pero ¿cuánta cantidad? ¿Y qué sucede con aquellas personas a las que no les gusta tomar tanta agua? ¿Qué otras opciones podemos contemplar?

Durante el verano consumimos más líquido ya que a través del sudor de nuestro cuerpo  perdemos agua. Por tanto, es necesario hidratarse mejor para mantener nuestra temperatura corporal equilibrada entre los 36 y 37 grados. Para aquellas personas a las que el agua les apetece es recomendable disponer siempre de una botella congelada a mano. Por lo general, aún sin tener sed, se recomienda una botella cada hora o cuatro vasos de agua al día. ¿Y qué pueden beber aquellas personas a las que no les resulta agradable el sabor del agua? En principio, antes de descartar por completo esta opción es recomendable probar distintas variantes hasta que cada uno encuentre aquella con la que se sienta más cómodo. Una opción alternativa podría ser utilizar unas gotas de canela, clavo o anís para jugar con los distintos sabores. Las infusiones también son otra opción, pero hay que tener cuidado con no consumir en exceso bebidas con azúcar como los zumos industriales, batidos, refrescos o bebidas energéticas ya que puede tener efectos negativos en el nivel de glucosa.

2. Ducharnos con agua fría al levantarnos

Esto también puede transformarse en una bañera fría al acostarse o tener la cabeza mojada durante el día.

Consiste en una de las estrategias clásicas en temporada estival que sirve de medida de choque para la propagación del calor en nuestro cuerpo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el agua demasiado fría puede provocarnos el efecto contrario a medio plazo. Esto sucede ya que aunque en la inmediatez el agua fría nos generará alivio, cuando se encuentra muy por debajo de nuestra temperatura corporal la sangre tiende a irrigar menos nuestra piel para evitar una pérdida brusca de temperatura.

3. Los jabones con aceite de menta o bien una gota de aceite esencial del mismo

Añadir esto a nuestra crema hidratante habitual aplicada en las extremidades, simula la sensación en el cuerpo de la ducha fría. Además de generar frescor en nuestro cuerpo nos darán una piel suave y sedosa.

Si nos apetece ir un poco más allá, podemos tener también presentes el eucalipto, tomillo o tila. Nos ayudan a luchar contra la sequedad ambiental en verano, los resfriados o catarros típicos debidos al aire acondicionado y cada una de estas hierbas poseen propiedades antitusivas, expectorantes y descongestivas tan necesarias para nuestra salud.

4. Las frutas y los frutos secos

Serán otros de nuestros aliados en temporada estival. Además de proporcionarnos la hidratación y energía necesaria contribuyen a la reparación de nuestra piel debido a los efectos del sol. 

La pérdida de líquidos por sudoración provoca cansancio y con ello un estado de malestar general que puede desembocar en baja presión. Por este motivo, médicos y nutricionistas recomiendan que además de beber más líquido durante el verano, incorporemos más frutas y/o frutos secos en nuestras dietas. Tomates, zanahorias, sandía, melón, pepinos, espinacas, algas, huevos, menta y pistachos son algunos ejemplos. 

5. Las almohadas de gel, paños fríos o un juego de sábanas frescos

Todos estos elementos diseñados para mantenernos fresco pueden ser de gran ayuda cuando hace calor. Las almohadas de gel refrescante son relativamente económicas, fáciles de encontrar y pueden marcar una gran diferencia en nuestros niveles de confort al dormir. En caso de que escapen de nuestro presupuesto, una opción más barata puede ser el de las clásicas sábanas de algodón percal. Para el uso de paños fríos, tanto los comprados como los hechos con tus propias toallitas  en el congelador, primero recomendamos conocer aquellos puntos de enfriamiento más efectivos de tu cuerpo. Entre ellos destacan el cuello, las muñecas, la parte interior de los codos o la parte posterior de las rodillas, donde conseguiremos bajar la temperatura corporal con mayor rapidez que cuando los utilizamos sobre la frente (aunque te siente bien hacerlo). De esta manera podremos aprovechar al máximo tus compresas frías o botellas de agua medio congeladas.

Recuerda que durante el trabajo en verano, incluso con el aire acondicionado en casa o en la oficina, es mucho lo que está en juego y así lo demuestran numerosas investigaciones científicas. Nuestra salud física y mental, al igual que un adecuado nivel de rendimiento laboral son los principales afectados durante la temporada estival. Por tanto, ten a mano las recomendaciones que te hemos mostrado anteriormente para que todo fluya de la mejor manera posible sin dejarnos la piel en el intento. 

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