Laboral
11/9/2023
4
min

Desvelando el síndrome postvacacional: descubriendo cómo el regreso a la rutina puede impactar en nuestra salud mental 

Lo primero que hay que decir es que el síndrome postvacacional no está reconocido como un problema psicológico como tal. No está tipificado como un trastorno en los manuales de psicología clínica, DSM-V o  CIE-11 y, por lo tanto, no tiene entidad científica. Reaccionar ante el cambio de ritmo de la actividad no es, en sí mismo, un problema psicológico sino un tema de adaptación a la realidad. El problema surge cuando esa reacción al cambio de ritmo se alarga en el tiempo y nos provoca consecuencias psicológicas negativas que interfieren en nuestro día a día.

Las estadísticas indican que un 30-40% de los españoles sufren este síndrome al incorporarse a su vida cotidiana tras un descanso y tienen ciertas dificultades para retomar el ritmo habitual. Es por ello que aquí vamos a desvelar los entresijos de este conjunto de síntomas, qué efectos tiene sobre el bienestar psicológico y cómo sobrellevarlo de una forma más sana. No te pierdas nada.

Síntomas y caracterización del síndrome postvacacional

El síndrome postvacacional, también conocido popularmente como depresión postvacacional, es un conjunto de síntomas que aparecen al incorporarse a la vida laboral tras un periodo de descanso. Estos síntomas indican una dificultad para adaptarse al ritmo de vida y a las rutinas que se tenían antes de dichas vacaciones.

tras el paréntesis vacacional. La persona se reencuentra súbitamente con las obligaciones laborales y el ritmo de su vida cotidiana y volver de nuevo a este estilo de vida puede suscitar varias alteraciones psicológicas:

  • Irritabilidad
  • Dificultades para concentrarse
  • Agotamiento físico y emocional
  • Problemas de sueño
  • Sentimientos de nostalgia
  • Apatía
  • Anhedonia
  • Molestias psicosomáticas

Alrededor de un 70% de los españoles están descontentos con su trabajo. Es de esperar, por tanto, que aterrizar de nuevo en él tenga un impacto negativo en su bienestar psicológico.

La vuelta a la rutina y el funcionamiento de la adaptación humana

Los expertos sitúan el foco de esta incapacidad para adaptarse en la brusquedad de los cambios: de pasar 8 horas (o más) sometida a un estrés y a una demanda exigente, la persona pasa directamente a no tener que trabajar. Y, de vuelta, el cambio a lo anterior se produce también sin etapas intermedias. Es lógico pensar, por tanto, que los procesos psicológicos y fisiológicos no puedan seguir el ritmo. 

En este sentido vale la pena mencionar al psicólogo Jean Piaget, que afirmaba que los seres vivos tienen como objetivo alcanzar un estado de equilibrio, que se logra a través de unos procesos de adaptación. Entre esos procesos se encuentra la acomodación: el proceso gracias al que se modifican los esquemas previos en función de las variaciones externas.

Este proceso, por tanto, requiere de tiempo para llegar a término, pues el individuo tendrá que modificar y crear nuevos esquemas mentales para adaptarse a la nueva situación. Al volver al trabajo, una persona necesitará reorganizar sus esquemas mentales y ritmos fisiológicos para funcionar de manera adecuada en ese ambiente, aunque no sea totalmente novedoso.

Impacto del síndrome postvacacional en la salud mental

Cuando los síntomas de este cuadro se intensifican o se alargan en el tiempo, la salud mental se ve deteriorada. Vamos a ver algunas consecuencias del síndrome postvacacional descritos por los profesionales de la psicología: 

  • Aumento del estrés: la expectativa de retomar el nivel de productividad previo a las vacaciones es altamente estresante para las personas, en especial para aquellas que sufren síndrome de burnout.
  • Ansiedad: esta respuesta emocional es muy común ante la expectativa de enfrentarse de nuevo a las demandas del trabajo y la vida cotidiana. 
  • Depresión: algunas personas pueden experimentar síntomas depresivos al regresar de las vacaciones. La sensación de pérdida de libertad y la falta de motivación para enfrentar la rutina diaria pueden llevar a sentimientos de tristeza, desánimo y falta de interés en las actividades cotidianas.
  • Agotamiento: a pesar de que las vacaciones se conciben como periodos para recargar energías, en ocasiones estas expectativas no se cumplen. Organizar un viaje, resolver asuntos pendientes o reengancharse al día a día tras un largo descanso causan que las personas gasten mucha energía en readaptarse.

No se debe olvidar que este síndrome interactúa y se agrava con situaciones propias de un entorno laboral insano, como el mobbing, las demandas poco realistas, las relaciones negativas o los ambientes tóxicos. Tanto si es así como si no, es necesario tomar medidas como las que se exponen en el siguiente apartado.

¿Cómo sobrellevar el síndrome postvacacional?

La gran difusión sobre el síndrome postvacacional tiene sus pros y sus contras. Por un lado, se normalizan los cuadros depresivos o ansiosos relacionados con el trabajo, pero resulta imprescindible quedarse con la parte positiva: a través de su estudio es posible encontrar estrategias para mitigarlo. A nivel individual se recomienda lo siguiente:

  • Anticipar el regreso: darse unos días entre el regreso del viaje y volver al trabajo. De esta manera, la transición es más paulatina.
  • Adaptar las horas de sueño al horario habitual de trabajo: si se madruga para trabajar, conviene ir adelantando la hora del despertador, pues los ciclos de sueño inciden de manera directa en el bienestar emocional.
  • Respetar los ritmos de adaptación al trabajo: no es posible tener el mismo nivel de productividad que en los momentos previos a las vacaciones. Este síndrome puede interferir en el desempeño hasta 2 semanas después de la incorporación.
  • Mantener ciertas actividades sociales y recreativas, como socializar o realizar ocio en casa.
  • Dedicar tiempo a los autocuidados: reservar tiempo para meditar, comer bien, tener una buena higiene del sueño, etcétera.

Por otro lado, los estudios han dejado en evidencia que no sólo debe fomentarse la capacidad de los empleados para adaptarse de nuevo a la rutina, sino que también deben reducirse los factores de estrés laboral. A este respecto, las organizaciones deben implementar medidas como evaluar la salud mental de sus empleados y proporcionarles herramientas que les permitan hacer un seguimiento de su desempeño. Y, por supuesto, invertir en condiciones de trabajo dignas y en mantener un ambiente laboral sano.

Conclusiones

El síndrome postvacacional, aunque no figura en el DSM-V y otros manuales de psicología porque no es un trastorno psicológico, sí es un tema de adaptación y tiene un impacto real en el bienestar emocional de las personas trabajadoras y en colectivos estudiantiles. Este efecto toma una intensidad diferente en cada individuo, yendo desde un malestar leve hasta un factor de aparición de trastornos como la depresión o la ansiedad generalizada, en cuyo caso, lógicamente, requiere atención psicológica.

Por consiguiente, si volver a la rutina genera reacciones emocionales insanas o incapacidad para adaptarse, el mejor consejo para sobrellevarla es acudir a la consulta de un profesional de la psicología. Ningún trabajo debería amenazar la salud mental de las personas y mucho menos las vacaciones.

Temas relacionados: