Crecimiento personal
20/6/2023
6
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Identidad de género, rol de género, expresión de género y orientación sexual: ¿cuál es la diferencia?

Definir la propia identidad es un proceso complejo e introspectivo. A medida que la sociedad normaliza todo aquello que se aleja de la norma establecida, un enorme abanico de términos sobre género y sexualidad ha emergido en nuestro lenguaje.

Esto, si bien es todo lo contrario a un problema, sí ha suscitado confusión en muchos grupos sociales, pues han pasado de diferenciar entre dos sexos a tener que comprender una combinación de sexo biológico, género, identidad de género, rol de género y la expresión del mismo. Además, dentro de la orientación sexual también se contemplan muchas modalidades.

Por tanto, en este espacio encontrarás información actualizada sobre todos estos términos. Estar informado a este respecto no te servirá sólo para aprender a respetar y a aceptar a los demás, sino para autoexplorarte también.

Sexo biológico

El sexo biológico se refiere a la expresión primaria de los cromosomas sexuales (X e Y). Existen 3 tipos de sexo biológico:

  • Macho: cromosomas XY y genitales masculinos (pene y testículos). 
  • Hembra: cromosomas XX y genitales femeninos (vulva).
  • Persona intersexual: variaciones genéticas que difieren de las dos anteriores, tanto en la genética como en su expresión. Así, en este espectro varían los órganos sexuales (internos y externos), los cromosomas y las hormonas sexuales según la genética del individuo. Aquí se abarca, por tanto, una enorme variabilidad de corporalidades.

Si bien el sexo biológico parece ser lo más básico en cuanto a la definición de un ser humano, es fácil asociarlo con el género, su identidad y su expresión, e incluso con la orientación sexual. Sin embargo, el sexo no es más que una característica física del individuo y no tiene que ver con todo lo que llegará a ser en cuanto al género, la expresión de este y la orientación sexual.

Género

El género es una construcción sociocultural que define la personalidad y la identidad de hombres y mujeres (y otros géneros, dependiendo de la región que se estudie). Debido a esta naturaleza, el género es voluble según el periodo temporal y la cultura, de forma que no existe una manera universal de definirlo.

En Oaxaca (México), por ejemplo, existe una comunidad donde a algunos hombres se les asignan roles femeninos y se les denomina muxes. Ser muxe se considera un género en sí mismo.

Identidad de género

Con la identidad de género ya accedemos al plano subjetivo e individual. Se trata de la experiencia única de cada persona respecto al género, es decir, cómo se define a sí misma. La identidad de género no tiene por qué coincidir con el sexo biológico: alguien podría tener genitales masculinos y definirse como agénero, por ejemplo.

Rol de género

Los roles de género son la base teórica sobre la que se asienta la normatividad. Son normas y directrices culturales que señalan lo que se considera apropiado en un hombre o una mujer. Un ejemplo muy habitual de ello sería estar convencido de que los hombres deben ser fuertes de carácter y que las mujeres tienen grandes instintos de cuidado.

Expresión de género

De todo lo anterior se deriva este concepto: la expresión, la externalización de la identidad de género de cada persona. Estamos ante la forma de comportarse, vestirse, hablar y todo lo que tenga que ver con la identidad del individuo.

Un ejemplo muy sencillo sería el de alguien de género fluido, cuya identidad de género no es fija. Sería fácil verles vestir ropa masculina y femenina por temporadas, por ejemplo, o cambiar su manera de hablar. 

Orientación sexual

Pasando ya a otro aspecto de la identidad y la emocionalidad humana, llegamos a la orientación sexual. En esta parcela es en la que las personas definen qué les atrae sexual y emocionalmente de los demás. 

¿Cómo defino mi género y mi orientación sexual?

Desde la psicología se comprende la importancia que el género, así como sus roles, expresión e identidad, tiene para la construcción y desarrollo personal. No obstante, lo más común es que sean otros (familiares, instituciones, el propio Estado, etc) los que deciden qué es una persona nada más nacer. 

¿Cómo saber, entonces, dentro de qué categoría te encuentras como persona individual? Lo cierto es que el camino es complejo y requiere, invariablemente, desafiar creencias instauradas desde el nacimiento. Vamos con algunos consejos útiles para este proceso de autoconocimiento.

1. Hazte preguntas

Si buscas respuestas, lo lógico es dar con las preguntas adecuadas. La introspección es una herramienta indispensable para construir la identidad y puedes guiarla a través de interrogantes como estos:

  • ¿Soy hombre o mujer? ¿Soy alguno de los dos o no entro en ese binarismo?
  • ¿Coincide mi sexo biológico con mi género?
  • ¿Cómo han influido mi educación y mi cultura en el género que me atribuyo actualmente?
  • ¿Cómo defino los roles de género? ¿Qué parte de ellos comparto?
  • ¿Qué presiones recibo de mi ambiente para ajustarme a la normatividad?
  • ¿Cómo me gustaría expresar mi género? ¿Quiero expresarlo de alguna manera o prefiero no adherirme a formas de exteriorizarlo?
  • ¿Qué me atrae de otras personas? ¿Influyen el sexo biológico y el género en dicha atracción?
  • ¿Me hace feliz quién soy?
  • Cuando pienso en cambiar, ¿el impulso sale de mí o llega desde el exterior?

Es muy importante que respondas estas preguntas con sinceridad. Recuerda que el objetivo es llegar a sentir comodidad con tu identidad, tu sexualidad y tu emocionalidad.

2. Analiza los roles de género de tu cultura

Cada contexto social se rige por una serie de normas, dentro de las cuales se encuentran los roles de género. En la sociedad europea occidental se emplea el binarismo hombre-mujer, pero en otras culturas se contemplan más géneros y el papel que se les asigna es diferente. 

Conocer estas circunstancias es útil para analizar cómo tu autoconcepto y tu afectividad se ven condicionadas. En caso de no coincidir con algún rol asignado, identidad de género o sexualidad, tendrías que buscar términos fuera de ese espectro.

3. Etiquetas: ¿sí o no? 

Algunas personas encuentran alivio y empoderamiento dentro de las etiquetas, pues les resultan útiles para definirse. También ayudan a generar sensación de pertenencia y eliminar los sentimientos de soledad de aquellas personas que se han movido en entornos opresivos. Muchos individuos afirman haber encontrado liberación al definirse dentro de una minoría, pues se percibe como un reencuentro con el verdadero yo.

Sin embargo, otras personas prefieren no utilizarlas, pues opinan que sirven para segregar. Es decir, que, como cualquier otro grupo, excluyen a aquellas personas que no cumplen con los requisitos. Por otro lado, existen individuos que no sienten que encajen con ninguna etiqueta o que no se sienten cómodos empleándolas.

Por tanto, queda a tu disposición el ponerte una etiqueta o no. Recuerda que el objetivo es poner en consonancia tu identidad con tu género, tu expresión y tu orientación sexual. 

4. Rodéate de personas afines a ti

Especialmente en el proceso de autodefinición, el apoyo social es imprescindible. La mayoría de personas se atribuyen etiquetas o se definen en la adolescencia o infancia tardía (y aproximadamente un tercio de ellos usan términos no binarios).

Busca asociaciones, pregunta a conocidos, haz voluntariados; en definitiva, encuentra personas que te acepten y te ayuden a crecer a través de estos cambios. Tener un grupo que proporciona apoyo social también es útil para acceder a fuentes de información, para debatir y para desarrollar el pensamiento a través de las relaciones.

Género, orientación sexual y salud mental

Los estudios señalan que las minorías sexuales tienen una percepción más negativa de su salud mental. En colectivos fuera de la heteronormatividad existe una mayor incidencia de trastornos de ansiedad y depresión, así como ideación suicida y adicción a sustancias. Además, en personas jóvenes y adolescentes esta probabilidad es 2 o 3 veces mayor que en individuos cishetero.

Esta correlación nos indica que, estar dentro del espectro no binario (tanto en identidad como en afectividad) supone vivir con mayores preocupaciones y sufriendo mayores opresiones. Esto supone una complicación extra en la lucha por la autodeterminación de muchas personas.

Por eso, desde aquí también te animamos a que cuentes con el soporte y la guía de un profesional de la psicología, además de buscar apoyo social. Con esta persona encontrarás herramientas y técnicas adecuadas para definir quién eres y conseguir sentirte a gusto con ello.