Empresas
3/4/2022
6
min

5 formas de arreglar un trabajo tóxico

¿Tienes la sensación de que cuando llegas al trabajo ves que la gente no tiene ganas de empezar la jornada? ¿Hay miembros del equipo a los que les cuesta entrar en la oficina? ¿La gente está deseando salir del despacho lo antes posible? Si es así seguramente estés viviendo una dinámica laboral tóxica que va minando tus recursos y haciéndote perder el foco de los objetivos que establecisteis al principio del proyecto. 

A través de un estudio publicado en British Medical Journal, hoy sabemos que los empleados que no priorizan su autocuidado pueden tener un riesgo hasta tres veces mayor de sufrir depresión o ansiedad que los que sí cuidan su salud mental. La doctora Amy Zadow responsable de la investigación, apunta cómo las empresas que no recompensan a sus equipos o no ponen en valor las fortalezas de sus miembros tienen un mayor riesgo de sufrir bajas laborales, aumentar la rotación o bajar su productividad.

Altos niveles de estrés también pueden ayudar a generar un ambiente tóxico en la oficina. Sabemos que cuanto mejor sea la comunicación dentro de un equipo mejor será su ambiente previniendo tensiones, conflictos o momentos de ansiedad. Según el estudio Preparing for take-off (2013-2018), relacionado con el clima laboral, la toxicidad en el entorno de trabajo es uno de los principales factores que aumenta la rotación de personal. 

Aunque nos cueste aceptarlo, existen ambientes de trabajo tóxicos que llegan a afectar a los trabajadores de una empresa con todas las consecuencias negativas que esto acarrea para la organización. De hecho, la falsa creencia de que el entorno laboral se autorregula y no hay que estar pendiente de cuidarlo supone unos costes importantes y no solo económicos. Por eso, cualquier empresa que quiera destacar necesita estar pendiente de sus relaciones y dinámicas de trabajo fomentando un sentido de empresa que favorezca la satisfacción personal de sus miembros. 

No suele ser fácil detectar las razones exactas que han llevado a tener un ambiente tóxico, a veces es la presión o las formas en que llevamos al equipo. Sin embargo, si no atendemos a lo importante, es decir al cuidado del equipo y revertir la situación, antes o después nos pasará factura a nivel laboral y personal, tanto a los trabajadores como a la propia empresa.

Si cuando llegamos al trabajo notamos que existe un ambiente apagado, suele haber enfados y nos damos cuenta de que ha bajado la motivación o el rendimiento es fundamental que nos pongamos manos a la obra en tratar de identificar las causas y reflexionar respecto a qué podemos hacer para mejorar el clima de trabajo.

Señales que debemos tener en cuenta

Además de estar pendientes de nuestras emociones y nuestra salud mental, es fundamental identificar comportamientos tóxicos que alteran el entorno. Si somos capaces de identificarlos, podremos gestionarlas para transformar las dificultades en desafíos que puedan mejorar la motivación de los equipos.

Una de las señales más evidentes es la agresividad, no ya contra uno personalmente sino entre otros miembros del equipo que hace que se tense todo el mundo, aunque no estén implicados. Todos conocemos ejemplos de personas que piden cosas con malas formas, gritando o que necesitan confirmar sus opiniones constantemente y lo único que parece que les importa es salirse con la suya y tener la razón.

Así mismo, nos podemos encontrar con perfiles más victimistas que intoxican el ambiente. ¿Te suena? “todo”, “nada”, “nunca”, “siempre”, “otra vez yo”, “mírales qué suerte tienen'' etc. 

Si bien es importante mantener una actitud de escucha y proactiva, la empatía puede llegar a desgastarnos al tener que estar constantemente animando o reformulando la visión pesimista de algún miembro del equipo. En muchas ocasiones, por mucho que te apasione tu trabajo y consideres que tiene buenas habilidades para gestionar conflictos, estos pueden ir minando nuestra motivación haciéndonos perder el foco de lo que realmente es importante. 

Otra señal que es importante saber detectar es cuando la actitud del equipo se vuelve servil, es decir, se genera una dinámica en la que parece que siempre tenemos que estar debiéndole algo a los demás con reproches y quejas que desmotivan. Aparecen actitudes orgullosas y soberbias que necesitan de atención y reconocimiento constante, no dejando de hablar de sí mismos y escuchando poco. 

La mayor dificultad a la que nos enfrentamos es que estas dinámicas se cuelan rápidamente en nuestro día a día y cuando nos queremos dar cuenta, nosotros mismos podemos estar retroalimentando conductas tóxicas. Podemos encontrarnos reaccionando igual que ellos o evitando hasta tal punto los conflictos que la comunicación se ve seriamente afectada y por consiguiente el ambiente y la productividad.

Como cuidar y cuidarse en un entorno tóxico: 

Si ya estamos inmersos en una dinámica tóxica y notamos que nos está afectando emocional y laboralmente es el momento de parar y comenzar a fortalecer nuestra confianza e inteligencia emocional. Para ello algunas claves esenciales a seguir son las siguientes:

Ser consciente de cómo nos sentimos

Para poder detectar las primeras señales de aviso y  reconducir la situación lo antes posible es esencial escuchar como nos sentimos e identificar al mismo tiempo nuestras emociones. Poner el foco en lo que pasa y no en la persona que lo provoca, nos ayudará a mantener una comunicación asertiva que nos permita tener relaciones más sanas en el trabajo.

Si llegados a un punto vemos que no somos capaces de resolverlo es importante pararse a pensar si realmente compensa o cuánto tiempo más podremos aguantar la toxicidad. Es como darse un paseo por Chernóbil, sabes que cuanto más tiempo estés ahí más te irá afectando la radiación, por lo que hay que estar pendiente de los indicadores para no sobrepasar los niveles de toxicidad más nocivos.

Promover el diálogo

Es fundamental construir una comunicación honesta y fluida que facilite la identificación de problemas y nos sirva de “barómetro de la presión ambiental”.

Atención plena

Entrenar nuestra capacidad de concentración y regular nuestra reactividad emocional es una de las mejores formas que tenemos a la hora de prevenir dinámicas tóxicas. Hay veces que por mucho que estemos preparados no conseguimos sacar al equipo de dinámicas nocivas, pero solo intentarlo ya es un gran avance para que poco a poco se vayan viendo los resultados.

Evitar la rumorología

La comunicación informal que favorece la rumorología suele aumentar la toxicidad laboral, por lo que es recomendable silenciarla si se puede y hacer ver a los que los propagan que su actitud no ayuda al buen desempeño del clima laboral.

Entrenar tu empatía

Centrarte en tus fortalezas y en tus habilidades en lugar de tratar de apagar todos los fuegos, te permitirá ganar seguridad y conseguirás que las conductas tóxicas de los demás te afecten menos. Es fundamental que todos sumen para tener una buena dinámica laboral, pero hay veces que esa cooperación no se da y puedes llegar a acabar quemado. Sé comprensivo contigo mismo y cuida de tus intereses.

Además de las estrategias detalladas anteriormente hay cinco pilares básicos que debes tener en cuenta para librarte de la toxicidad:

  1. Confianza: tanto en uno mismo como en el equipo. La confianza es el puente que une las necesidades sociales de los miembros del equipo con las necesidades empresariales de generar beneficios.
  2. Estructura: cuanto más clara, sólida y resiliente más cómodos estaremos y promoveremos actitudes más creativas.
  3. Claridad: uno de nuestros peores enemigos es la incertidumbre y en mayor medida en el ámbito laboral. Por ello es importante que nuestro mensaje sea lo más claro posible, permitiendo así que sea más sencillo afrontar los desafíos a los cuales nos tengamos que enfrentar.
  4. Significado e Impacto: cuanto mejor sepamos transmitir nuestros “porqués” y nuestros “paraques” más unidos tendremos a los equipos y el sentido de pertenencia ayudará a superar inconvenientes no previstos.
  5. Seguridad psicológica:  Amy Edmondson, de la Universidad de Harvard define la seguridad psicológica como la creencia de que no se nos penalizará ni humillará por proponer ideas nuevas, transmitir dudas o preocupaciones. Todos tenemos grandes ideas, pero si nos sentimos coaccionados a la hora de compartirlas nuestra motivación y comunicación con el resto del equipo irá disminuyendo.

Así que si consideras que en tu empresa hay un ambiente tóxico y como líder quieres minimizar los riesgos psicológicos que conlleva, te animamos a que fomentes un compromiso por parte de la empresa con sus equipos para gestionar su autocuidado y que se sientan un valor fundamental de la empresa. Para ello puede resultar útil buscar objetivos comunes, poner en valor la diversidad y enfatizar el compromiso con cada una de las personas implicadas dándoles voz.

Reconoce tus limitaciones: nadie te va a exigir que tengas la soluciones a todos los problemas ni las respuestas a todas las preguntas si no como poder llegar a ellas entre todos. Se ejemplo y promueve hábitos saludables tanto dentro como fuera del espacio de trabajo. Es más fácil que te sigan si ven en ti un compromiso y una motivación coherente con cómo vives el día a día en el trabajo. No es fácil pero no desfallezcas, las dinámicas tóxicas surgen en un plano social por lo que no son para siempre y pueden cambiarse.

Si lo que quieres es seguir potenciando el bienestar emocional de tus empleados, nosotros te podemos ayudar.

Temas relacionados: