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6/2/2023
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Terapia de tercera generación, ¿por qué está teniendo tanto éxito?

¿Has escuchado hablar sobre las terapias de tercera generación? Es probable que sí, dado que se han popularizado en los últimos años. Sin embargo, solo algunas personas saben a qué hacen referencia estas terapias, en qué consisten y cuáles son sus ventajas para la psicología actual. 

Como toda área de conocimiento científico, la psicología está en constante evolución, adaptándose a los nuevos conocimientos y experiencias. En este contexto surgen las terapias de tercera generación, un conjunto de psicoterapias, también llamadas de “tercera ola”, que constituyen la extensión de las dos primeras generaciones de terapias conductuales. Uno de los psicólogos más representativos en el tema y creador de la terapia de Aceptación y Compromiso, Steven Hayes, menciona que estas terapias surgieron como nuevos enfoques conductuales y cognitivos basados en factores contextuales, que enfatizan conceptos como atención plena, manejo de las emociones, aceptación, relaciones sociales, valores, metas y metacognición.

Para entender el éxito actual de las terapias de tercera generación es importante conocer cuáles son las “generaciones” de las terapias de conducta, las ventajas de las terapias de tercera generación y cuáles son las terapias más representativas.

Historia de las terapias conductuales

Como indica el psicólogo Marino Pérez (2012), la primera generación surgió a comienzos del siglo XX y agrupa a las terapias que utilizan procedimientos conductuales clásicos (como condicionamiento clásico y operante) con el objetivo de modificar la conducta a través de sus contingencias. Esta primera generación de terapias conductuales se fundamenta en principios de aprendizaje que han sido estudiados en investigaciones experimentales de laboratorio. Algunas de las estrategias terapéuticas más conocidas de esta primera generación son las técnicas de exposición, desensibilización sistemática, modelamiento y economía de fichas. A pesar de sus aportes y éxitos con varios casos clínicos, la primera generación tuvo limitaciones para el tratamiento de ciertos problemas y las terapias fueron criticadas por no interesarse por el lenguaje y la cognición (pensamientos). 

Para contrarrestar esas críticas, surgieron aproximaciones cognitivas en los años 60, que derivaron en la consolidación de las terapias de segunda generación, conocidas también como terapias cognitivo-conductuales (CBT). En estas terapias se le da un énfasis importante a la modificación de pensamientos como una de las formas para generar un cambio de conducta. Esto puede provocar que haya una notable distinción entre pensamientos “positivos” y “negativos”, al igual que se le plantee a la persona modificar los pensamientos que le generen malestar para sentirse mejor. Algunas de las estrategias más conocidas son las técnicas de reestructuración cognitiva, diálogo socrático, ejercicios de relajación o desactivación fisiológica, evaluación de esquemas, entre otras. En la actualidad, la terapia cognitivo-conductual es una de las terapias más eficaces y efectivas para problemas emocionales como la ansiedad y la depresión. A pesar de su éxito, han tenido algunas limitaciones importantes como la alta tasa de deserción, altos niveles de recaídas y las dificultades para explicar de forma teórica y experimental qué es la cognición y por qué se deben modificar los pensamientos. 

Para dar una nueva respuesta surgen en 1980 las terapias de tercera generación que se consolidaron entre 1990 y principios de los 2000 como una forma de contrarrestar las limitaciones de las primeras generaciones de terapias conductuales. Ahora bien, es importante aclarar que el término “tercera generación” ha dado que hablar entre los profesionales de la psicología, puesto que pareciera una transformación o crítica directa a las otras generaciones que buscaría eliminarlas o que dejen de usarse. Esta  nunca ha sido la intención de los autores más representativos, quienes afirman que la idea es retomar la experimentación en psicología clínica, ser más precisos sobre las razones por las cuales funciona una terapia y proveer las mejores estrategias que generen bienestar en las personas. 

Ventajas de las terapias de tercera generación

El éxito de las terapias de tercera generación se relaciona con las ventajas que suponen en relación con las terapias de primera y segunda generación, al igual que de otras psicoterapias actuales. Esto hace que sean más populares entre los profesionales de la psicología y por ello sean de las más estudiadas y difundidas en redes sociales. Algunas de las ventajas principales son:

  1. Dan una explicación científica sobre el lenguaje y la cognición, entendida como teoría de marcos relacionales.
  2. Buscan relacionar la psicología básica (formulación de teorías psicológicas y experimentación en el laboratorio) con la psicología aplicada (como la terapia psicológica).
  3. Retoman las bases filosóficas del conductismo radical y plantean que la persona responde ante un contexto determinado (contextualismo funcional). Lo que implica que los problemas psicológicos no se encuentran en el individuo, sino que se encuentran en los contextos de la persona.
  4. Intentan disminuir el uso de conceptos cognitivos como “mente” o “esquemas mentales”, dado que hay inconsistencias sobre su uso.
  5. Hacen un importante énfasis en buscar la flexibilidad psicológica de las personas con respecto a sus estados internos (pensamientos, emociones, sensaciones físicas, entre otras) por medio de la aceptación de estos y no al intentar cambiarlos o modificarlos.
  6. Promueven la relación terapéutica como un eje fundamental para generar cambios conductuales en la persona.
  7. La mayoría de las terapias tienen un enfoque transdiagnóstico, es decir, no se enfocan en diagnosticar y tratar un trastorno, sino que intentan modificar ciertos procesos psicológicos básicos que son comunes a todos los trastornos, por ejemplo, la inflexibilidad psicológica.
  8. Existen menores niveles de deserción en comparación con la terapia cognitivo-conductual.
  9. Tienen altos niveles de eficacia y efectividad para los principales problemas de salud mental.
  10. Retoman y explican con base en teoría e investigación algunos principios de aprendizaje abordados por la primera y segunda generación, como las estrategias de exposición y activación.

Aspectos socioculturales de la terapia de tercera generación

Un importante éxito de las terapias de tercera generación se debe a su aproximación al sufrimiento humano desde una perspectiva sociocultural. De acuerdo con las psicólogas Carmen Luciano y María Valdivia (2006), vivimos en sociedades donde se promueve constantemente el bienestar a corto plazo y se juzga el sufrimiento de las personas. Es decir, existen ideas preconcebidas de que no se “debería sufrir nunca” y, lo más importante es “estar bien”, lo que puede generar que se desarrolle un problema de evitación experiencial, un patrón de comportamiento inflexible en el que la persona busca con todas sus fuerzas alejarse de pensamientos, emociones o sensaciones poco agradables o etiquetadas como “negativas”. 

Al contrario de lo que se puede creer popularmente, la necesidad de alejarse del malestar genera una paradoja, puesto que aumenta los niveles de malestar y no permite a la persona vivir plenamente. Lo anterior se puede contrastar con movimientos y campañas en salud mental que han tenido su auge en los últimos años bajo el lema “Está bien estar mal” reconociendo la importancia de no negar, minimizar o suprimir estados internos considerados como negativos, que precisamente es la base de las terapias de tercera generación. 

¿Cuáles son las terapias de tercera generación?

El éxito de las terapias de tercera generación se debe a su diversidad de terapias y enfoques que intentan abordar diferentes aspectos de la salud mental de las personas. Algunas de las terapias de tercera generación más destacadas son las siguientes:

  • Terapias basadas en mindfulness (MBSR o MBCT): por medio de una aproximación basada en el budismo tiene como objetivo que la persona preste atención al momento presente, sin juicios y con una actitud de apertura ante los estados internos.
  • Terapia de aceptación y compromiso (ACT): es la terapia de tercera generación más estudiada. Tiene como objetivo aumentar la flexibilidad psicológica de las personas por medio de procesos como valores, acciones comprometidas, defusión, mindfulness, aceptación y yo-contexto.  
  • Terapia dialéctico-conductual (DBT): esta terapia está enfocada en personas que presentan dificultades de desregulación emocional o que presentan un trastorno de personalidad límite. Tiene el objetivo de aumentar la regulación emocional por medio de estrategias de mindfulness, tolerancia al malestar, regulación y efectividad interpersonal.
  • Psicoterapia analítico-funcional (FAP): es una terapia centrada en la relación terapéutica, que tiene como objetivo mejorar las relaciones interpersonales a través de la identificación de conductas clínicamente relevantes (CCR), tanto de la persona que asiste a servicios psicológicos como del profesional de la psicología.  
  • Terapia de activación conductual: consiste en una terapia enfocada en cuadros de bajo estado de ánimo o depresión. Tiene como objetivo principal mejorar el estado de ánimo de las personas y contribuir a la planeación y consistencia de actividades.
  • Terapia conductual-integrativa de pareja (IBCT): es una psicoterapia de pareja centrada en mejorar la intimidad, confianza y comunicación de la pareja por medio de estrategias comportamentales y de aceptación.

Aunque el éxito de las terapias de tercera generación es innegable, es importante aclarar que el profesional de la psicología que las practique, dentro de su rigor profesional, debe estar entrenado en los modelos de terapia de forma específica, tener supervisión con otros profesionales constantemente y mantenerse actualizado sobre las nuevas tendencias en investigación y práctica profesional.

En suma, las terapias de tercera generación son un conjunto de terapias psicológicas que tienen un alto éxito en la actualidad porque contrarrestan las limitaciones de otras generaciones de terapias conductuales, presentan múltiples ventajas y beneficios para el abordaje integral de los problemas de salud mental y son diversas en sus aproximaciones. Además, en la actualidad las terapias de tercera generación cuentan con suficiente evidencia científica que avalan su uso en terapia presencial y online.

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Referencias: 

Hayes, S. C., & Hofmann, S. G. (2017). The third wave of cognitive behavioral therapy and the rise of process‐based care. World psychiatry, 16(3), 245.

Pérez-Álvarez, M. (2012). Third-generation therapies: Achievements and challenges. International Journal of Clinical and Health Psychology, 12(2), 291-310.

Luciano, C., & Valdivia, M. S. (2006). La terapia de aceptación y compromiso (ACT). Fundamentos, características y evidencia. Papeles del psicólogo, 27(2), 79-91.

Patiño, L. (2018). Teorías y métodos conductismo y enfoque cognitivo. 

Masuda, A., & Spencer, S. D. (2022). Advantages of Third Wave Behavior Therapies. In Behavior Therapy (pp. 265-290). Springer, Cham. 

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