Sexualidad
21/2/2023
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Afrontar el sexo en pareja cuando existe una enfermedad

La salud sexual es un aspecto fundamental e integral para la salud y el bienestar general de las personas, y requiere de un enfoque positivo de la sexualidad y de las relaciones sexuales. Sin embargo, este enfoque puede ser difícil de conseguir y de mantener cuando se convive con una enfermedad que supone un impedimento físico y/o provoca una disminución del rendimiento o del deseo sexual, ya que dificulta las relaciones y decae el ánimo. Un ejemplo claro podrían ser las disfunciones sexuales, las enfermedades crónicas o las infecciones o enfermedades de transmisión sexual. Se estima que, anualmente, unos 374 millones de personas contraen una enfermedad por transmisión sexual (OMS, 2021) y, según la Encuesta Europea de Salud en España realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2020), un 49,3% de hombres y un 59,1% de mujeres de 15 años o más perciben tener una enfermedad crónica. 

Cualquiera de estas afecciones pueden condicionar negativamente la práctica sexual de quienes las padecen, ya sea por la misma sintomatología que presentan (como el cansancio, el dolor, el desánimo y la fatiga), por los posibles efectos secundarios del tratamiento que siguen (como la disfunción eréctil, la pérdida de la libido o la anorgasmia) o por las alteraciones psicológicas asociadas a la propia enfermedad (como los problemas de autoestima, impotencia, irritabilidad, ansiedad y depresión). 

A pesar del aumento sostenido de la incidencia y la prevalencia de estas enfermedades, el “reajuste” de la salud sexual y la sexualidad no suele contemplarse como parte esencial de la rehabilitación integral de las personas que las padecen. Es por eso que esta publicación pretende arrojar luz sobre la importancia y la forma de afrontar el sexo en los tiempos de enfermedad.

¿Qué enfermedades pueden afectar al sexo en pareja?

La salud sexual depende del bienestar físico, emocional, mental y social relacionados con la sexualidad (OMS, 2017). Por ello, cualquier condición que afecte a estos aspectos puede dificultar la intimidad y el disfrute de la sexualidad. A continuación, detallaremos las enfermedades que más pueden afectar el sexo en pareja.

Las disfunciones sexuales

Faith Harper, sexóloga y psicóloga, las define como aquellas patologías que trastornan el deseo sexual, la excitación, el orgasmo, el desarrollo o la realización de ciertos actos sexuales. Los trastornos sexuales más comunes son la pérdida de la libido (falta de deseo sexual), el vaginismo (dificultad o imposibilidad de conseguir la penetración vaginal), la disfunción eréctil (dificultad de obtener o mantener una erección), la anorgasmia (retraso, poca frecuencia o ausencia del orgasmo) y la eyaculación precoz (Planned Parenthood, s.f.).

Las personas que sufren de vaginismo pueden llegar a sentir un dolor tan intenso hasta el punto de hacer imposible la penetración vaginal. A su vez, estas dificultades pueden provocar alteraciones psicológicas y emocionales para ambos integrantes de la pareja. Tal como lo explica la psicóloga y sexóloga Ana María Ángel Esteban, el vaginismo y la disfunción eréctil pueden producir consecuencias no deseables como el estrés, la falta de confianza en uno mismo y la disminución del deseo sexual debido a una ansiedad anticipatoria, y pueden desencadenar (erróneamente) un problema de autoestima en el otro miembro de la pareja. Esta aglomeración de situaciones resulta en la evitación de las relaciones sexuales y promueve un sentimiento de frustración.

Las enfermedades crónicas

Estas afecciones suelen ser de larga duración y son el producto de una combinación de factores fisiológicos, genéticos, ambientales y comportamentales (OMS, 2022). Existen múltiples estudios que han valorado las posibles afectaciones sexuales presentes en sujetos que padecen enfermedades crónicas (Barnhoorn et al., 2022), como el cáncer (Suo et al., 2023), la diabetes (Ravikant et al., 2022), la endometriosis (McKay et al., 2022), la enfermedad cardiovascular (Tański et al., 2022), la enfermedad de Crohn (Boyd et al., 2022), la enfermedad de Párkinson (Ng et al., 2022), la esclerosis múltiple (Giannopapas et al., 2022) y la fibromialgia (Van Overmeire et al., 2022), entre otras.

En la esclerosis múltiple, la psicóloga clínica Rosalind C. Kalb indica que la pareja puede tener dificultades a la hora de mantener relaciones sexuales debido a los efectos sexuales primarios (como la disminución del deseo sexual, la disfunción eréctil y la anorgasmia) y secundarios (como la fatiga, la depresión y los cambios sensoriales) asociados a la enfermedad o a su tratamiento. Continúa aclarando que las enfermedades crónicas, en general, pueden agotar los recursos de una pareja, como la energía emocional y el tiempo. Esto, junto con la presencia de dolor, incomodidad o cansancio, puede disminuir el deseo y rendimiento sexual, y como consecuencia, la frecuencia de la práctica sexual en pareja.

Las enfermedades de transmisión sexual

Estas enfermedades se transmiten de una persona a otra a través del contacto sexual y pueden causar graves problemas de salud. Entre las más comunes destacan la clamidia, la gonorrea y el SIDA.

Las principales dificultades para mantener relaciones sexuales cuando está presente una enfermedad de este tipo en la pareja son la falta de compresión y de compasión, y el miedo al contagio. Esto se debe en gran parte a la desinformación, a los prejuicios y a la carencia de una educación sexual correcta.

Según el profesor de sexología Adalid Castro Carreras, puede disminuir el deseo sexual y pueden aparecer problemas de disfunción eréctil a raíz de la incomodidad y la ansiedad ante la presencia de una enfermedad por transmisión sexual, lo que suele conducir al aislamiento dentro de la relación, la abstinencia y al abandono de una vida sexual placentera.

Sexo en la enfermedad, ¿a qué se debe el estigma?

Debido a cuestiones morales, religiosas y sociales, el sexo en general sigue siendo un tema tabú y poco comentado, por lo que el sexo en la enfermedad lo es aún más. Esto produce un único efecto: la propagación de la desinformación.

La doctora María José Fuster, directora de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) explicó que estos temas son difíciles de abordar incluso en la consulta médica, ya que: “unas veces, los pacientes no son capaces de hablar de su angustia y, otras veces, son los médicos los que no saben cómo preguntar”.

Aparte de las afectaciones físicas, psicológicas y emocionales, existen barreras de comunicación y son estas faltas de diálogo las que repercuten negativamente en la calidad de vida de los pacientes y de su vida en pareja. Según la doctora e investigadora Montserrat Romera Baures, las tres barreras de comunicación más predominantes cuando existe una enfermedad se deben a la falta de comunicación: 

  • por parte de la pareja, o incluso, el exceso de atención por miedo a hacer daño físico o emocional. 
  • entre los profesionales de la salud y los pacientes, ya que el tema de la sexualidad no suele abordarse habitualmente en las consultas. 
  • por parte del afectado, bien sea porque siente inseguridad de exponer el tema, teme ser juzgado negativamente o porque cree que no se puede hacer nada al respecto. 

Recomendaciones para gestionar el sexo en la enfermedad

El sexo es algo natural e intrínseco a la vida humana, y la forma de combatir la desinformación al respecto es a través de la conversación y la educación.

Con ese fin en mente, proporcionaremos siete recomendaciones basadas en las investigaciones de diferente sexólogas para afrontar el sexo en pareja cuando existe una enfermedad:

1. La comunicación es clave

Este aspecto es considerado el eslabón más importante para el desarrollo de una relación sana, en tiempos de enfermedad y de salud. La comunicación asertiva permite exponer las inseguridades sobre el sexo y la enfermedad sin miedo a juicio, y fortalece la confianza y la complicidad en la pareja.

2. La información es poder

El conocimiento nos empodera, y para encontrar la satisfacción en la sexualidad compartida, primero debe existir un aprendizaje y un autoconocimiento individual. Para ello, hay que dedicar tiempo a la exploración de la sexualidad y a educarse correctamente sobre el sexo seguro en pareja cuando existe una enfermedad.  

3. Ajustar las expectativas 

Esto es necesario tras el proceso de autoconocimiento y reajuste sexual. El foco no debe ser la enfermedad en sí, sino el disfrutar en pareja y ser espontáneos, dejándose llevar sin expectativas.

4. Acompañar en vez de patologizar

Esta debe ser la mentalidad a poner en práctica puesto que el problema de una persona en pareja no es sólo suyo, sino que es de ambos, ya que repercute en el proyecto de vida que se tiene en conjunto.

5. El orgasmo es una consecuencia, no el objetivo 

El sexo puede vivirse y disfrutarse de infinitas maneras, por lo que se debe expandir su definición para que no abarque simplemente la consecución de un acto sexual – el coito – y una resolución – el orgasmo –. Las caricias, los besos y los juegos son aspectos fundamentales que aumentan el deseo sexual.

6. Priorizar un estilo de vida saludable

La sexualidad repercute en la salud sexual y, por ende, en la enfermedad existente. Es por esto por lo que es aconsejable llevar un estilo de vida con alimentación sana y en el que se haga deporte.

7. Asistir a sesiones de terapia 

Es recomendable recibir terapia con un psicólogo o sexólogo, con el propósito de adquirir los recursos necesarios que permitan mejorar los intercambios sexuales en la nueva dinámica de la enfermedad.

Los seres humanos no somos seres unidimensionales. Igual que somos seres sociales, somos seres sexuales. Una enfermedad no tiene ni debe poner punto final a nuestra sexualidad. Simplemente es una nueva oportunidad que se debe afrontar conjuntamente y con el apoyo que se considere necesario.

En Therapyside encontrarás profesionales que te pueden aconsejar, apoyar y ayudar a alcanzar tu mejor versión.

 

Referencias

Ángel, A. M. (25 de mayo de 2020). Disfunción eréctil en el desconfinamiento. Qué hacer. ABC. 

Barnhoorn, P. C., Prins, I. C., Zuurveen, H. R., Oudsten, B. L. D., Ouden, M. E. M. D., Numans, M. E., Elzevier, H. W., & van Ek, G. F. (2022). Let's talk about sex: exploring factors influencing the discussion of sexual health among chronically Ill patients in general practice. BMC Primary Care, 23(1), 49. 

Boyd, T., de Silva, P. S., & Friedman, S. (2022). Sexual Dysfunction in Female Patients with Inflammatory Bowel Disease: An Overview. Clinical and Experimental Gastroenterology, 15, 213–224. 

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Planned Parenthood (s.f.). ¿Cómo hablo con mi pareja sexual sobre hacernos los exámenes de las enfermedades de transmisión sexual? 

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